Hay personas que no sólo saben encontrar bello y estimulante lo más simple y cotidiano sino que además tienen la magia de poder plasmar y transmitir todo aquello que ven de modo que también nos sea evidente a todos los demás. Esas personas son los artistas, los grandes artistas, y si algún día conocéis a alguno no deberíais dejarlo escapar. Nosotros en Tutéate hemos tenido la suerte de dar con Fernando Pérez Cortés así que, aunque este blog sea normalmente más un tenderete de playa que no una galería de arte a la altura de su obra, no hemos querido dejar escapar la oportunidad que nos brindó el artista de compartir algunas de las fotos de sus espectaculares «Xeixos«.
Los «xeixos» son como se conoce a los guijarros o cantos rodados en gallego. Fernando, que lleva más de 30 años sumergido en el mundo de las Bellas artes y se ha formado en múltiples técnicas artísticas, utiliza este sencillo y natural soporte para inventar personajes que aprovechen las propias formas del material, recrear cuadros de sus artistas preferidos o incluso «bromear con ellos» realizando caricaturas.
Por aquí nos gustaría poder meternos en la cabeza de Fernando para pasear por la costa y poder ver a través de sus ojos lo que su creatividad va proyectando sobre las distintas piedras que encuentra por el camino, piedras que en vez de obstáculos acaban siendo impulsos para su imaginación. Pero de momento lo que sí podemos hacer es compartir su explicación sobre el proceso que él sigue para pintarlas:
«El proceso que utilizo para pintar piedras es muy sencillo, aunque no fácil teniendo en cuenta que el medio en el que voy a pintar no es plano. Tengo que adecuar el motivo a la piedra, buscando que su forma redondeada recoja todo el detalle. Una vez limpia y totalmente seca empiezo a dibujar con lápiz y una vez planteado el dibujo, inicio con pintura acrílica a dar color en diferentes capas para conseguir el total relleno. En este proceso voy jugando con gamas de color, del más claro al más obscuro, a veces al contrario para conseguir el color que busco. Una vez conseguido, lo termino con capas muy ligeras de barniz satinado o brillo, dependiendo del efecto a conseguir. Con ello las protejo y perfectamente se pueden sentir en las manos sin que se dañen. Acabado el proceso lo firmo y pongo la fecha, son piedras únicas por lo que es una colección irrepetible, aunque he pintado piedras solicitadas por amigos para regalos, de compañeros de trabajo o encargos cuando he realizado exposiciones de mi colección.»
Una vez, hace ya algún tiempo, escuchamos decir a un museólogo famoso que un museo debería ser un sitio del que uno saliera con más preguntas e inquietudes que con las que había entrado. Tendría que ser un sitio por el que andar por dónde uno quisiera dejándose sorprender y estimular, y luego irse a casa queriendo saber más sobre lo que uno había visto. ¿Estaría bien, verdad? Por aquí no sabemos si normalmente los museos consiguen eso pero la página de Fernando sí que tuvo ese efecto en nosotros y la compartimos a continuación para quien quiera pasearse por ella también:
Xeixos pintados
Y acabamos con la piedra que nos ha robado el corazón…
(si Renoir levantara cabeza admitiría que Fernando le ha dado aún más calidez y vida a su «Baile en el campo»)
¡Muchas gracias Fernando por permitirnos compartir tu obra!